En la mitología griega Hermes (en griego antiguo Έρμῆς) es
el dios olímpico mensajero, de las fronteras y los viajeros que las cruzan, de
los pastores, de los oradores, el ingenio y del comercio en general, de la
astucia de los ladrones y los mentirosos. En la mitología
romana era denominado como Mercurio. Hijo de Zeus y la pléyade Maya. El himno
homérico a Hermes lo invoca como el «de multiforme ingenio (polytropos),
de astutos pensamientos, ladrón, cuatrero de bueyes, jefe de los sueños, espía
nocturno, guardián de las puertas, que muy pronto habría de hacer alarde de gloriosas
hazañas ante los inmortales dioses». Hermes también
es protagonista de muchos mitos, como, por ejemplo, el de Filemón y Baucis.
El rasgo principal en las tradiciones sobre Hermes consiste en su papel de heraldo de los dioses, puesto éste en el que aparece incluso en los poemas homéricos, compartiendo esta función con Iris. Un intérprete que cruza las fronteras con extraños es un hermeneus (έρμενευς). De Hermes procede la palabra «hermenéutica» para el arte de interpretar los significados ocultos. En griego un hallazgo afortunado era un hermaion (έρμαιον).
Su
carácter original de divinidad de la naturaleza pelasga
o arcadia desaparece gradualmente en las
leyendas. Como heraldo de los dioses,
preside sobre la habilidad en el uso de la palabra y la elocuencia en general,
pues los heraldos son oradores públicos en las asambleas y otras ocasiones.
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