Gea se unió a Urano y tuvo varios hijos. En primer lugar nacieron seis Titanes varones: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Japeto y Crono, que era muy perverso, y seis Titánides mujeres: Tía, Rea, Temis, Mnemósine, Febe y Tetis Luego Gea y Urano tuvieron otros hijos, Los Cíclopes: Arges, Estéropes y Brontes.
Y más tarde fueron padres también de los Hecatónquiros, tres monstruos gigantes con cien brazos y cincuenta cabezas cada uno. Urano era malvado y cada vez que Gea iba a dar a luz, los retenía en el vientre de Gea, no permitiendo que nacieran. Crono mantenía encadenados a todos los monstruos en las profundidades de la tierra. Cansada
Gea de sufrir, ya que sentía que estaba por explotar, urdió un maléfico
plan. Dio a luz una hoz de acero brillante y buscó la ayuda de Crono,
el más perverso de sus hijos para que le cortara los órganos genitales
mientras dormía. Crono
esperó agazapado que Urano roncara placidamente y con la hoz provista
por su madre, Gea, lo castró tirando sus órganos al mar
La
sangre derramada, volvió a fecundar la tierra. De allí nacieron las
Erinias, espiritus vengadores de los crímenes de sangre, Los Gigantes y
las Ninfas Melíades o de los árboles de fresno. Del órgano que cayó al
mar nació la diosa Afrodita, que encontraron flotando en una concha
marina. Crono se unió a Rea, pero también tenía la mala costumbre de comerse a sus hijos, entonces el menor, Zeus, lo destronó y conquistó el dominio del mundo.
Los
Titanes que estaban confinados en las profundidades, no estaban de
acuerdo y se sublevaron agitando la tierra, sacudiendo las montañas y
causando todo tipo de terremotos y maremotos. Zeus,
pensó que si los soltaba se calmarían, pero apenas los liberó de su
prisión, comenzaron a arrojarle rocas y amontonar montañas. Este
desastre duró diez años. Zeus
deseaba poner orden de una buena vez y para siempre, entonces descendió
hasta el Tártaro donde se encontraban encadenados los Cíclopes y los
Gigantes de cien brazos y les pidió ayuda para acabar con el flagelo de
los Titanes.
Estos
accedieron de buena gana y cuando por fin volvieron a ver la luz del
sol se llenaron de energía y se lanzaron a la batalla con todas sus
fuerzas. Tembló la tierra y se sacudió el cielo hasta que los Titanes
quedaron sepultados bajo una montaña de rocas arrojadas por los
monstruos de cien brazos. Los que sobrevivieron fueron arrojados al
Tártaro y nunca más volvieron a salir de allí.
0 comentarios:
Publicar un comentario